La diada del 11 de septiembre, conmemoración basada en un relato falso ideado con el propósito de debilitar los vínculos entre los catalanes y el resto de los españoles, hace tiempo que dejó de ser (si es que alguna vez lo fue) la fiesta de todos los ciudadanos de Cataluña para convertirse en un símbolo de enfrentamiento y división social.
Durante décadas, el régimen nacionalista separatista se ha esmerado en convertir la fiesta oficial de la comunidad autónoma en una jornada ostentosamente excluyente de exaltación de derrotas y trifulcas, en un aquelarre de autoafirmación identitaria y de odio a España.
Para dignificar la Fiesta de Cataluña, desde Societat Civil Catalana insistimos en trasladarla al 23 de abril, festividad de Sant Jordi. Jornada de cultura y convivencia, la diada de Sant Jordi representa lo mejor de la sociedad catalana. Su carácter plural, respetuoso, integrador y festivo nos muestra la Cataluña real, tan distinta a la Cataluña oficial proyectada por el establishment nacionalista.
La sociedad catalana real no entiende la catalanidad inclusiva como un hecho diferencial, sino como una forma de ser español. Se merece poder celebrarlo con una fiesta oficial a la altura de su diversidad.