Las elecciones generales del 23 de julio han confirmado el retroceso del nacionalismo en Cataluña iniciado en los comicios municipales del pasado 28 de mayo. En esta ocasión, la derrota ha sido histórica ya que el secesionismo ha obtenido el peor resultado de los últimos cuarenta años en unas elecciones generales.

Las fuerzas independentistas han perdido más de 700.000 votos respecto a las últimas generales. Hace cuatro años, ERC, JxCat y la CUP sumaron un total de 1.652.055 votos, frente a los actuales 952.000.

Frente a esta incontestable pérdida de apoyo ciudadano al nacionalismo, las fuerzas constitucionalistas han experimentado un crecimiento también histórico.

En vista de estos resultados, Societat Civil Catalana considera imprescindible que los partidos con sentido de Estado alcancen acuerdos para impedir que la gobernabilidad quede en manos de quienes quieren destruir España. Sería una paradoja que, mientras los catalanes retiran su apoyo al nacionalismo, su influencia y poder en el Congreso de los Diputados fuera mayor si cabe.