Aquel sábado 26 de agosto de 2017 una vecina de mi pueblo de Girona y yo viajamos juntas a Barcelona para sumarnos a la marcha de repulsa contra el inhumano atentado de La Rambla y Cambrils y solidarizarnos con las victimas. Mi vecina, abiertamente independentista, yo, irreductiblemente constitucionalista.
Los directores de la maquiavélica maquinaria nacionalista, desde las desleales instituciones y sus resortes en la sociedad civil, vieron en el atentado la oportunidad para desestabilizar, ahondar en la división y para señalar a España y a las instituciones del Estado como culpables de todas las conspiraciones imaginables. Sin pudor mostraron su obscena manipulación de los hechos, los sentimientos y las personas.
Si en aquellas trágicas circunstancias los partidos nacionalistas actuaron con total desprecio por las victimas y los derechos de las personas, y vista su deriva a peor, ¿nos puede sorprender que cinco años después sus máximos representantes actúen con la misma desvergüenza? ¿Qué se boicotee el minuto de silencio, lleno de simbolismo y sufrimiento, pidiendo a gritos conocer «la verdad» que ellos mismos se han esforzado en manipular, ensuciar y disfrazar? ¿Qué el prófugo Puigdemont apoye estos ‘movimientos’? Que Laura Borràs, segunda autoridad autonómica hasta su suspensión, muestre su total sintonía con los que eran indignos de estar en el homenaje, es totalmente consecuente. Cataluña lleva decenios de perverso desgobierno nacionalista, el Estado de Derecho no rige aquí.
Rumbo a Barcelona mi vecina y yo compartíamos la condena inequívoca del terror y la compasión por las víctimas. En el viaje de vuelta compartimos la indignación y la vergüenza por los hechos vividos durante la manifestación. A partir de entonces mi vecina ha tenido innumerables ocasiones para desmarcarse de su tribu, de los que continúan utilizando a las personas y su dolor para sus espúreos fines. En Cataluña son todavía demasiados los que justifican lo injustificable. Los demás hagamos nuestro el lema coreado el 26 de agosto de 2017: ‘No tenim por!’, ¡No tenemos miedo!
Elda Mata Miró-Sans
Presidenta de Societat Civil Catalana