25/03/2022
El presidente de SCC despide su mandato con una llamada a la concordia constitucional

Barcelona, 16.III.2022

Queridos socios y amigos:

Hace ahora tres años los socios de Societat Civil Catalana me confiasteis la presidencia de nuestra entidad, al frente de una Junta Directiva de integración y de consenso. Presidir la principal asociación civil constitucionalista de Cataluña ha sido un honor incalculable. Una tarea en la que he volcado toda la energía, toda la inteligencia y todo el corazón de que he sido capaz.

Las leyes de la vida imponen que todo tiene un principio y un final. Esa limitación de los tiempos es, precisamente, lo que otorga densidad y valor a cada situación y lo que permite a los proyectos continuar y renovarse. Tres años son un buen ciclo para imaginar un proyecto, desplegarlo, culminarlo y ceder el testigo. Por eso, tal como anuncié hace meses, no presentaré candidatura en nuestra próxima Asamblea, que tendrá lugar el 3 de abril. Es momento de abrir un tiempo nuevo.

Quiero agradecer a la Junta Directiva su implicación durante estos años. Sus miembros han dedicado muchas horas generosamente por compromiso cívico. Han sido tiempos recios, con recursos económicos escasos. Años marcados por los coletazos de la insurrección del 1 de octubre, por la fragmentación política del constitucionalismo y por una pandemia que ha devorado nuestras vidas y esperanzas. A pesar de ello, con el trabajo de todos, hemos logrado estabilizar económicamente nuestra asociación, serenarla socialmente, multiplicar el número de socios y abrir una nueva sede en un lugar emblemático. Hemos llevado a cabo un proceso de transformación digital y hemos abierto la producción de contenidos audiovisuales propios.

Hemos logrado, sobre todo, fijar un discurso sólido y comprensible, mantener la interlocución con todos los actores políticos y asociativos, incidir en Bruselas y establecer marcos eficaces de interpretación de la realidad a través de nuestras campañas. Hemos conseguido éxitos judiciales relevantes y hemos vuelto a llenar el Paseo de Gracia. Me alegra haber podido impulsar espacios de colaboración estables y proyectos compartidos con las otras entidades constitucionalistas.

A pesar del clima de polarización, hemos mantenido la unidad interna. Societat Civil Catalana es la prueba empírica de que la concordia constitucional es y debería ser posible. Ojalá esa sintonía constitucional que practicamos desde hace años llegue a los centros de decisión política y haga posibles grandes acuerdos de Estado, también sobre Cataluña. Sólo desde una estrategia compartida será posible revertir la ventaja estructural que tiene el nacionalismo.

Durante este tiempo he procurado guiarme por algunos principios básicos. En primer lugar, la convicción de que el activo fundamental de Societat Civil Catalana es su transversalidad. Segundo, la conciencia de que la misión de SCC es defender con firmeza los valores constitucionales, haciéndolo con un tono que contribuya a la vez a reconstruir la convivencia. En tercer lugar, la certeza de que estamos ante una crisis sociopolítica que durará en el tiempo y debe abordarse con perspectiva cultural y comunicativa, tejiendo una cultura del vínculo y de la fraternidad que supere la dinámica de la desconexión separatista en todos los ámbitos.

Me ha movido, al fin y al cabo, el imperativo del doble patriotismo: un amor sincero por Cataluña y un compromiso hondo con ese proyecto histórico común, con esta gran nación, que es España. Siempre he pensado que este doble patriotismo es la mejor herencia de la tradición política y cultural catalana contemporánea. Un doble patriotismo que se expresa también en la defensa del Estado de Derecho, porque el Procés nos ha grabado a fuego la experiencia de que donde no se cumple la ley reina la discordia y se impone la decadencia.

A lo largo de los últimos meses hemos analizado todo aquello que podríamos haber hecho mejor estos años. La buena voluntad no siempre basta, y por eso quiero pedir perdón a todos aquellos a quienes haya fallado. Tenemos bien analizado el contexto sociopolítico y llevaremos a la asamblea de socios un plan estratégico efectivo.

La Junta Directiva saliente ha acordado avalar la candidatura de nuestra vicepresidenta Elda Mata para liderar el futuro de la entidad, si así lo deciden los socios. Una mujer forjada en la defensa de los valores constitucionales en Gerona desde la plena autonomía política. A lo largo de su trayectoria empresarial y social, así como en su desempeño interno como presidenta de SCC Gerona y vicepresidenta territorial en la Junta Directiva, nos ha mostrado una gran capacidad de gestión y una defensa apasionada y rigurosa de los derechos y libertades cívicas.

Algunos nos preguntan cómo hemos podido mantener la amistad y la sintonía política personas tan diversas del arco ideológico en un entorno político tan polarizado. Lo cierto es que hemos procurado sazonar nuestra actividad siempre con unas gotas de paciencia, buen humor y misericordia. Quizá ese humor inteligente y compasivo que nos enseñó Cervantes no es una mala fórmula para solventar tantos problemas en estos tiempos agresivos de inquisición digital.

Pero sobre todo, Societat Civil Catalana ha mantenido una amplísima transversalidad porque nos hemos ceñido a ese suelo común tan amplio que son los valores constitucionales. Ciertamente, España no nace ni se agota en la Constitución. Pero nunca se había expresado con un equilibrio tan magistral como en la Constitución de 1978 lo que es y puede ser España, como un magnífico acorde entre tradición y futuro, unidad y diversidad, nación y nacionalidades, libertad e igualdad, derechos y responsabilidades. Por eso, más que el problema, la Constitución es la vía segura y equilibrada para todas nuestras crisis.

A partir de ahora seré un militante de base. Estoy a disposición de la dirección que salga de la Asamblea como un voluntario más. Agradezco de nuevo a todos los socios vuestro compromiso y cariño. Muy particularmente a los trabajadores -columnas invisibles- y a los voluntarios -alma de la entidad. A los vicepresidentes y todos los miembros de la Junta Directiva, a los coordinadores sectoriales y territoriales, a los expresidentes de SCC, a los donantes, al Consejo Consultivo, a los dirigentes políticos constitucionalistas. Me he sentido siempre arropado por todos. Sobre todo, agradezco su paciencia a mi mujer y mis hijos. Me llevo grandes momentos vividos y, sobre todo, amigos para toda la vida. Ha sido un honor inmenso.

¡Visca Catalunya! ¡Viva España! ¡Larga vida a Societat Civil Catalana!

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